LA MIRADA DE LOS OTROS (1980 - Paris)

La Mirada de los otros (1980 - Paris)

Producida por el ministerio de las Universidades y el Instituto Audiovisual del CNAM de Francia, con el concurso de la C.E.E., esta película le fue propuesta a Fernando Solanas para el Año Internacional de los Discapacitados en 1980. Un collar de 20 confesiones de diferentes discapacitados (o inválidos) sobre la relación con el mundo de los llamados “válidos”. Como si lo contaran en una sesión de terapia, nos relatan la segregación que viven y cómo la mirada del otro hace y marca la diferencia. “La gente no nos dice nada... – dice una adolescente paralítica – nos mira”. El film testimonia y critica a la moderna y culta sociedad francesa que expresa formas ocultas de racismo. Fue estrenada en el Festival de Cannes (1980) y exhibida en el horario central por casi todas las televisoras europeas.

 
 

CARTA A LOS ESPECTADORES:
La Mirada de los Otros fue una de las experiencias más ricas de mi vida y una de las que más me confrontó con el dolor. Trabajar con los discapacitados me descubrió una realidad y me ayudó a crecer humanamente.
Cuando me propusieron hacer la película para el Año Internacional de los Discapacitados en 1980, mi primera reacción fue de sorpresa: yo no conocía nada del tema y pensé rechazar el ofrecimiento. Después, analizando mi situación, comprendí que en tanto que exiliado y extranjero yo era disminuido en el mundo de los otros, un discapacitado frente a mis colegas franceses. Me di cuenta que mis limitaciones podían ser una ventaja. Todo mi esfuerzo durante el trabajo fue mantener el asombro intacto. El objetivo era aprender a ver las cosas que los otros no ven. Y acepté realizar la película. Fue la primera que haría en Francia, mi primera sobre el amor y de todas las que hice, la única que no nació de mí.
La Mirada de los otros debía sensibilizar a la opinión pública sobre la problemática de la relación con los discapacitados y su inserción social.
También era necesario concebir un film que no quedara relegado a los circuitos especializados sino que pudiera interesar a la red europea de televisión. Comencé a estudiar el tema con Monique Saladin –investigadora de laboratorio sobre discapacitados que funciona en el CNAM- a partir de un conjunto de ideas de base que nos proporcionaron. Nos propusimos poner a prueba o cuestionar los planteos y teorías imperantes, y para ello nos sumergimos en la realidad tomando contacto con todo tipo de discapacitados. Durante dos meses recorrimos distintas ciudades y pueblos de Francia, entrevistamos a más de 70 para llegar a seleccionar 22. Buscábamos no sólo el caso o la denuncia, sino la confidencia reveladora sobre su vida cotidiana, las dificultades, fantasmas y deseos. También nos interesaba la mirada –y sentimiento- de los llamados inválidos y discapacitados sobre el mundo de los válidos o capacitados. Pudimos descubrir que para ellos nada había más inferiorizante e inhibitorio que sentir las diversas formas del rechazo (de la discriminación a la piedad) de los capacitados. La sensación permanente de sentir que su presencia los incomoda.
A través de nuestra investigación verificamos algo que intuíamos: las quejas de los discapacitados, más allá de la anécdota concreta, no eran otra cosa que la universal demanda de amor del hombre de cualquier condición, raza o continente. La necesidad de ser reconocido, aceptado y querido por los otros. La sociedad genera cotidianamente discapacitados, pero en lugar de asumirlos como una parte inseparable de ella, los margina y los confina en centros especializados. Ellos no sólo no tienen posibilidades de trabajo, sino que tampoco las ciudades, calles, paseos y casas son concebidos o realizados para que puedan ser vividos por quienes padecen disminuciones físicas. Pero la realidad que se olvida es que el discapacitado, lo es solo para la función orgánica afectada y no para la vida. En el fondo de la cuestión está el rechazo de una sociedad que a pesar de todas sus proclamas sigue siendo racista y antidemocrática. Ella se niega a admitir las diferencias porque admitirlas significa aceptar y respetar al otro con sus ideas, formas y valores distintos. El rechazo y segregación que sienten los discapacitados comienza en la mirada de los otros: “La gente no nos dice nada... ellos nos miran”. Es la mirada del otro la que marca la igualdad o diferencia. La distancia o el acercamiento, el amor o la piedad. El discapacitado lucha no sólo contra su deficiencia física sino contra “la mirada del otro”. Todos queremos ser reconocidos y queridos –por lo que se es y por cómo uno es- lo que en realidad se hace incierto cuando la desgracia es visible y choca con las modas y los códigos estéticos imperantes. Aceptar o renunciar a una vida como los otros y con los otros es aceptar su condición y es comenzar el largo exilio de una muerte en vida. El fantasma del suicidio se hace compañero inseparable del discapacitado. “Lo primero que la gente descubre en nosotros son nuestros defectos”
Nos propusimos con Monique reducir al máximo nuestra participación en el film, para que fueran sólo los discapacitados quienes a través de su palabra, gesto y emoción, testimoniaran sobre ellos y también sobre nosotros.
En cuanto a la concepción cinematográfica, me planteé el problema de construir una progresión dramática que interesara al espectador partiendo exclusivamente de los personajes y sus revelaciones. Había decidido no mover para nada la cámara, integrarla de tal manera a la escena que nos olvidáramos de ella. Este era el desafío y a él me lancé teniendo en cuenta el simple hecho de que en la vida somos capaces de escuchar una conversación durante horas a condiciones de que lo que nos cuenten nos interese, despierte nuestra curiosidad o nos emocione. Tenía la ventaja de contar con 22 historias y dramas diferentes. El lenguaje despojado al extremo, debía servir para captar la intimidad buscada. Mi obsesión era llegar a rescatar las imágenes interiores de los entrevistados. Esas imágenes sólo transmiten la mirada- suerte de ventana al alma- o el rictus de a boca. Por eso realicé todo el film en primeros y medios planos –los personajes – contrapunteados con planos generales- el hábitat, ciudad, etc.- a la manera de una serie de pinturas. Son retratos o paisajes que se van enhebrando en un collar de confesiones, las que a su vez, van creando un tiempo y una atmósfera que nos envuelve y nos hace sentir testigos de las mismas.
La primera satisfacción que tuvimos fue la inesperada selección del film para ser estrenado en la sección “Perspectivas del Cine Francés” del Festival de Cannes. La recepción que tuvo fue muy emocionante. De ahí en más el film comenzó una carrera que superó nuestras expectativas: Ha sido proyectado en todos los países de la Comunidad Económica Europea a través de la red de televisión y en medios especializados y culturales.
Quizá de todas las experiencias que vivimos, la más sorprendente fue la que tuvimos al proyectarlo ante un gran auditorio de discapacitados, técnicos y profesionales del más importante instituto de readaptación francés en Lorient. A través de la película los especialistas tomaron conciencia que además de todas las transformaciones sociales que eran necesarias para su reinserción en la sociedad, era necesario un apoyo psicoterapéutico considerable y que la mayor carencia de los discapacitados era AFECTIVA.

Fernando Pino Solanas, agosto 1989

Esta película está dedicada a Jorge A Garber, abogado, escritor, economista, funcionario, productor de cine, teatro y TV. Uno de los hombres más talentosos, múltiples y alegres de su generación, un amigo entrañable...

 
EQUIPO TECNICO:
Dirección:Fernando E. Solanas
Producción:Ministerio de las Universidades y Conservatorio Nacional de Artes y Oficios de Francia, con el concurso de la Comunidad Económica Europea.
Guión, Investigaciones y Entrevistas:Monique Saladin y Fernando E. Solanas
Productores Delegados: Louis Avan y Monique Saladin
Director de Fotografía: Robert Millie
Cámara: Fernando E. Solanas
Sonido: Maurice Ribiere
Montaje: Jacqueline Meppiel y Catherine Renaud
Música: Debussy - Satie
Interpretación: Alberto Neuman